Sr. Director:
Considero que la alegría es una virtud imprescindible para uno mismo y para vivir en sociedad.También que el optimista es más propenso a ser más alegre que el pesimista, pero no hay que confundir el optimismo con la alegría.
El optimismo no conduce siempre a una alegría expresada sino que proporciona paz interior a la persona, y esa paz proporciona una belleza serena que ilumina la personalidad. También en muchas ocasiones alegra la vida, pero no necesariamente siempre. Cuando ocurre una desgracia, por ejemplo, la persona optimista estará triste, pero no desesperada.
Pero ¿qué hacer para tener esa aptitud optimista y positiva en la vida? El paso hacia una actitud optimista requiere una disposición más entusiasta, es tanto como darle la vuelta a una moneda. Dado que uno "no nace, se hace", es recomendable educar a los nuestros en ese "enfoque" optimista y positivo, ver lo bueno de cada situación, buscar siempre puertas abiertas, tender puentes, evitar la "cultura de la queja" y ser personas empáticas, abiertas y esperanzadas, aprender a sonreír es la mejor enseñanza.
Mª Helena Vales-Villamartin Navarro
malgelba12@gmail.com