Sr. director:

Les doy las gracias desde aquí a nuestros gobernantes, por la vuelta de la campaña de prevención sobre el SIDA. Era necesaria y urgente ante el crecimiento de personas afectadas por  esta pandemia. Pero la buena intención no les exime de la burda ignorancia de que hacen gala en la misma, por no mencionar el sospechoso ocultamiento de la verdad en el tema de la prevención del SIDA. Con especial interés seguí las anteriores campañas y lo hago con esta, fiel réplica de las anteriores. En todas se omiten datos sobre los riesgos de esa supuesta panacea "condonil", y es que parece que el Estado debe ser accionista mayoritario de Durex. Aquí no se enteran, o no desean enterarse, por que el tema es ya viejo, pues ya en  1987 el Departamento de Salud y Servicios Humanos del CDC(USA) comunicó que "no existía evidencia clínica que apoyara el valor de los condones como profilácticos contra el VIH"; y ya durante la III Conferencia Internacional sobre SIDA (realizada en Washington D.C),  se presentaron estudios en los que se reveló que los preservativos fallaron en un 16  en proteger contra la infección del virus del SIDA. Cualquiera medianamente informado sabe que  el virus del SIDA es 450 veces más pequeño que un espermatozoide, y que los guantes de cirugía, que son tres veces más gruesos que los preservativos, han goteado sangre. Y no nos escudemos en que el fracaso se debe a la pasión del momento o a la inexperiencia de sus fortuitos usuarios, pues los expertos mantienen que el riesgo de contraer SIDA a pesar del uso del preservativo se sitúa, al menos, entre el 15 y el 16 por ciento.

No creo que sea necesario ser un lumbrera para darse cuenta de que, con estas realidades,  el favorecer el uso del preservativo se revela un error, puesto que sólo aumenta los comportamientos arriesgados y, como consecuencia, la propagación de esta terrible enfermedad. 

Luisa Barca