Sr. Director:
Otra vez la guerra civil. Zapatero es un espíritu maldito de aquella guerra. Todavía se mueve por este mundo, pero hiede a pasado y a odio. Vive para reabrir trincheras.
Su proceso de paz es la consecuencia de una estrategia que nos arrincona en el eterno dolor.
Para el inquilino de la Moncloa, los muertos de aquella guerra no merecen descansar en paz.
Quienes no queremos convertirnos en carroñeros somos acusados de hipócritas.
Después de treinta años de democracia ha llegado la hora del odio.
Tras la muerte del anterior Jefe del Estado, la mayoría de los españoles supo y quiso perdonar. Había que avanzar hacia el futuro.
El socialismo español no sabe perdonar. No sabe convivir sin tener un enemigo a quien enfrentarse.
El ojo del cíclope se fija en las personas que apuestan por España.
Paracuellos, la quema de iglesias, conventos, monasterios, el asesinato de católicos y otras atrocidades son ignoradas y merecen el perdón de un radicalismo que, legitimado por las urnas, nos gobierna y nos atormenta.
Con el socialismo en el poder todo huele a muerte. Guerra civil y aborto. El legado de Zapatero es merecedor de figurar entre los más terroríficos de la democracia.
Hablan de paz cuando en realidad quieren decir confrontación. Hablan de vida, cuando sus hechos demuestran que están anclados en el pasado.
Guerra Civil. Aborto. Laicismo.
Treinta años de democracia y todavía los demonios andan sueltos.
Lorenzo de Ara Rodríguez
aracipriano@hotmail.com