• Globalia afirma que la Comisión Nacional de la Competencia hizo imposible la formalización definitiva de la compra al retrasar el proceso.  
  • La CNC, en cambio responsabiliza a Globalia de no haber mostrado celeridad en presentar los papeles para comprar Orizonia.
  • Los sindicatos exigen el pago inmediato de la nómina de febrero y el cierre de las oficinas para evitar situaciones violentas a los empleados "que no son quienes tienen que dar la cara ante los clientes".
  • Los diez millones de euros que Orizonia no ha podido pagar a IATA tienen gran parte de la culpa.
  • Globalia sigue interesada el Luabay, y afirma que tiene derecho a los hoteles de la cadena en virtud de los 15 millones que pagó para que Orizonia pudiera sufragar las nóminas de los empleados.
  • Orizonia presentará este miércoles un concurso voluntario de acreedores con un ERE que afectará a entre 3.000 y 3.500 empleados. Así lo anunció el propio José Duato, presidente de la compañía, el lunes.
  • Y Barceló afirma que con su plan se podría haber salvado el grupo.

Orizonia presentará este miércoles un concurso voluntario de acreedores con un Expediente de Regulación de Empleo que afectará a entre 3.000 y 3.500 empleados. Así lo anunció el propio José Duato, presidente de la compañía este lunes.

Agrupa  entre otros a operadores y empresas tan diversas como 900 agencias Vibo, hoteles Luabay, la compañía aérea Orbest, Iberojet  o Solplan, y su ocaso revela que el mercado turístico español también acusa los efectos de la crisis.

El detonante del cierre, según fuentes del sector, han sido los diez millones de euros que tenía que pagar de inmediato por el BSP a IATA, aunque tampoco era pecata minuta los 650 millones de deuda acumulada.

Globalia, la empresa que firmó la compra de Orizona a finales de 2012, a la espera de que que la Comisión Nacional de la Competencia diera el OK no ha soltado un euro más de los 15 millones que adelantó para pagar las nóminas de los empleados de Orizonia. Portavoces de la compañía de José Hidalgo afirman que el retraso por parte de Competencia ha frenado la operación, al demorarla dos meses más. De no ser así, se habría seguido adelante con la compra.

En la Comisión Nacional de la Competencia niega rotundamente este extremo, y señalan que se han cumplido todos los plazos. En menos de un mes se ha pasado a una segunda fase, y si no se ha hecho antes ha sido, en todo caso, afirman, porque el notificante interesado, Globalia, no haya mostrado una mayor celeridad en presentar los papeles.

Cuando un caso no plantea problemas se resuelve en el plazo de un mes, y si los plantea como era éste, se pasa a una segunda etapa. Los papeles se presentaron el nueve de enero y se pasó a la segunda fase el 6 de febrero.

Los sindicatos se muestran muy pesimistas. Alfredo Herranz, responsable estatal de Servicios Turísticos de UGT, afirma que lo más importante ahora es "que se paguen las nóminas de febrero" para que no ocurra lo mismo que pasó con Marsans, donde el dinero fue utilizado prioritariamente para otros fines que no eran pagar a los empleados. 

Añade que es necesario que se cierren todas las agencias de viaje de cara al público lo antes posible para prevenir "conatos de violencia". Este mismo lunes, "unos clientes se atrincheraron en una oficina para reclamar su dinero". El personal de la compañía no puede ni tiene que afrontar una situación tan difícil, afirma. Está hablando, señala, "de personas desprotegidas que no tienen que enfrentarse a una agonía semejante. Son otros los que han de dar la cara ante los clientes". Lamenta también Herranz la dilación o el retraso por parte de la CNC.

Ahora a Orizonia le queda la tarea de intentar vender su negocio por partes. Sobre una de ellas, la cadena de hoteles Luabay, afirma tener derecho Globalia, según han señalado sus portavoces a Hispanidad, y lo hace en virtud de los acuerdos firmados y las garantías que se aportaron cuando adelantó los 15 millones para la compra a la espera del visto bueno de Competencia.

La situación puede cambiar con un concurso de acreedores de por medio, por muchas cláusulas que pudieran haberse afirmado. Es el juez quien tiene la última palabra.

Aún queda por ver si Globalia consigue quedarse con Luabay, una cadena diminuta, pero de enorme prestigio en el ámbito turístico que no sería difícil de vender. Ahora sólo queda preguntarse si Barceló, que afirmaba hace unos días que la empresa podía haberse salvado con su plan y no con el de Hidalgo, querrá pujar aún por alguna porción del desguace del grupo turístico.

Sara Olivo

sara@hispanidad.com