El saliente intenta que el nuevo presidente sea Viana Baptista, puente con Telefónica para que compre la cablera. Viana se marchó de la operadora con 12 millones de euros de indemnización. Por su parte, Galdón exige a ONO 1,4 millones de euros: se le dará menos. Mientras, continúa la sangría de trabajadores: 1.000 empleos menos. Matías Rodríguez Inciarte, socio de Galdón, recibe del presidente, José María Castellano, el encargo de refinanciar la deuda con el Santander: 80 millones. La deuda de la cablera cotiza a 30 céntimos de euro

Cinco Días habla del posible fichaje del ex presidente de Movistar, Antonio Viana-Baptista, para el grupo ONO. Es decir, que repite, sin citar, lo ya anunciadp por Hispanidad, el pasado 27 de febrero. Veamos la situación: el próximo miércoles 25, el Consejo de Administración de ONO aceptará la dimisión del anterior presidente, Eugenio Galdón, como consejero. No quería claro, pero el primer accionista, tres fondos capitaneados por Providence, le han forzado a ello tras llegar a un acuerdo sobre su indemnización. No se le darán los 1,4 millones que solicitaba pero se hará de mutuo acuerdo, y no en los tribunales, donde parecía que iba acabar el asunto. Los fondos consideran que el capítulo de gastos del anterior mandamás de la cablera estaba desorbitado, mientras la compañía perdía dinero y procedía a realizar despidos, uno tras otro. En el momento actual, 1.000 trabajadores.  

¿Quién está proponiendo a Viana? Pues el mismo Eugenio Galdón que, de este modo, y con el apoyo de su socio en Multitel, al también consejero Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente primero del Santander, pretende mantener el poder en la sombra. Y el asunto no es baladí, por cuanto Inciarte es más necesario que nunca en ONO: tiene el encargo de refinanciar la deuda de la compañía con su principal acreedor, el Banco Santander, su banco, por 80 millones de euros. El cometido no es fácil, porque aunque Galdón siempre ha sido un testaferro de Emilio Botín, el presidente del Santander tiene ahora mismo una sola prioridad: cobrar créditos. Y todo ello mientras la deuda cotiza a 30 céntimos por euro, señal evidente de que el mercado no confía demasiado en ONO.

Viana se marchó de Telefónica con una indemnización de 12 millones de euros y continúa en varios consejos de la operadora. Su salida se debió a que no aceptó el ascenso de Julio Linares al cargo de consejero delegado. Castellano, a su vez, sabe que la salvación de ONO pasa por una integración en Telefónica, que, precisamente, pretende relanzar la fibra óptica.

Galdón quiere seguir mandando en la sombra. En cualquier caso, los fondos (más del 30% del capital) desconfían de Viana porque desconfían de Galdón e Inciarte, pero la opción Telefónica la consideran indispensable.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com