Sólo el cierre de Garoña obligaría a subir las tarifas un 10% No hay plan B, no contemplamos otro escenario que la renovación. Este es el discurso del director general de Nuclenor, Martín Regaño. La central de Garoña, ha hecho los deberes, ha invertido 370 millones de euros en los últimos años en 2.500 modificaciones sobre el diseño actual, ha cumplido con los criterios internacionales, con las exigencias adicionales del Consejo de Seguridad Nuclear y con las auditorías voluntarias a la que ha sido sometido. Así que no contempla otro escenario que la renovación y confía en el criterio técnico de un CSN que cuenta con medios y personal preparado para hacer su trabajo mejor que ningún oro organismos supervisor.

Además, apunta la presidenta del Foro Nuclear, Maite Dominguez, el Gobierno ya ha empezado a dar pasos en la línea de la responsabilidad como la solución del déficit tarifario. Aún así, no las tienen todas consigo. La incertidumbre existe. Y es precisamente esa incertidumbre la que impide que las inversiones se produzcan en España.

Una lástima. Porque España tiene un peso industrial por debajo del 20%. Y una energía barata seria un factor decisivo para apuntalar el sector industrial. La nuclear proporciona energia barata, seguridad en el suministro, recorte en la dependencia energética. En el 2008 supuso el 18,29% de la producción energética con tan sólo un 8,14% de la potencia instalada. Y es que hacen falta tres plantas fotovoltaicas para producir la misma energía que una nuclear.

Aún así, en caso de que la irresponsabilidad se adueñe del Gobierno y que el Ejectivo cumpla su compromiso del cierre de centrales, las tarifas eléctricas deberían de subir hasta un 10% sólo por el cierre de Garoña. En dicho porcentaje obedece del pago de las indemnizaciones por inversiones realizadas y los costes de la energía de sustitucion. El calendario electoral no ayuda, pero el Gobierno debe resolver antes del próximo 5 de julio. Permanezcan atentos a las pantallas, aunque desde el sector se plantea la posibilidad de que el Gobierno opte por una solución intermedia: prórroga por 2 años y medio hasta que Garoña cumpla sus 40 años. Cortoplacismo Zapatero que no resuelve las actuales incertidumbres que frenan la inversión.