Hay, sin embargo, un aspecto de su línea editorial que no alcanzo a comprender: El motivo por el que toman como punto de partida la autoría única de los islamistas en el caso de la masacre del 11-M. Si bien es cierto que las pruebas que hoy en día disponemos apuntan en la dirección islámica, no es, en absoluto, descartable ni descabellada la sospecha de que exista una colaboración entre ETA y los autores materiales de la masacre. Existen muchos indicios que pueden apuntar en esa dirección, además de constatar a posteriori que tanto ETA como la causa islamista han salido fortalecidas con la nueva situación.
Es en todo caso sospechosa la actitud entorpecedora del Gobierno con respecto a la Comisión de Investigación del 11-M, al negar la posibilidad de que los confidentes, quienes tienen información a contrastar de primera mano, sean llamados a declarar en la Comisión. Antes de afirmar o descartar una autoría hay que escuchar muchos testimonios, y creo que debemos entre todos exigir que la verdad salga a la luz, sin miedo y sin descanso.
Los intereses de unos y de otros son secundarios a la hora de que exijamos la verdad, y si El Mundo mantiene viva la investigación del 11-M, es una suerte para todos los que no nos conformamos con lo poco que sabemos aún, y queremos evitar que un pacto de intereses poco claros entre los partidos políticos, nos deje sin conocer la verdad.
Javier Narváez
jnarvaez@savia.es