La droga es el ataque más grave que sufre la sociedad actual. Un ataque cuyas consecuencias alcanzan a todos, pero son especialmente víctimas los jóvenes, nuestro caudal más valioso. Se presentó una campaña publicitaria destinada a los adolescentes avisándoles de los peligros de la droga, bajo el lema: Drogas. ¿Te la vas a jugar?, la campaña apela a la responsabilidad de los chavales y pretende generar una cultura de rechazo a las drogas.
Las drogas son ilegales porque son peligrosas, no son peligrosas porque sean ilegales, aseveró en una conferencia Antonio María Costa, director de la Oficina de la ONU para las Drogas y el Delito. Esta institución ha difundido un estudio sobre el consumo de los estupefacientes. Costa ha prevenido de los tópicos propagados para evidenciar el derroche de los alcaloides, como la embustera afirmación de que las pastillas no matan ni extienden el sida.
La droga llega directamente al cerebro. El estudio de la Oficina Nacional de Control de la Drogadicción de Washington confirma que los alcaloides pueden producir daños, como zozobra, melancolía, brotes psicóticos o tendencias al suicidio.
La droga es la muerte, la inmolación de millones de jóvenes ingenuos e inocentes, en aras de uno de los más sucios y terribles negocios que ha conocido la Humanidad.
El consumo de estupefacientes produce un deterioro físico y psíquico que transforma el paraíso de unos instantes en un prolongado e insoportable infierno. La droga es un camino de ida, sin retorno.
El vacío de Dios, ¿no lleva a la desesperanza? La desesperanza conduce a la deshumanización. El hombre sin Dios se deshumaniza y se hace enemigo hasta de sí mismo. Este vacío conduce a las drogas.
Clemente Ferrer
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