Hispanidad se equivocó cuando días atrás, al afirmar que el contrato de renovación de Jiménez Losantos no se había firmado aún. Al parecer, según blasona el interesado, el asunto se firmó el 19 de mayo. Y bueno, este es el problema. Porque, si se había firmado ya, ¿a qué viene eso de llamar a capítulo al presidente de la COPE, Alfonso Coronel de Palma y a qué viene lo de que la Comisión Permanente -23 obispos- se pasen dos días hablando de Jiménez Losantos?
Jiménez ha comenzado su campaña de venganza contra sus enemigos –el resto de España- justamente el viernes 24, finiquitada la Comisión Permanente donde todos los obispos estaban en contra de la renovación menos uno –bueno, dos-.
Holmes y yo somos así: no podemos sino deducir que lo que se presentó a los obispos para su discusión fue un hecho consumado. O peor, que muchos de los prelados allí presentes no sabían que ya se había renovado a Jiménez hasta el 30 de junio de 2009.
Como mucho podría hablar de contrato "a la espera de los últimos flecos", lo que permitiría dar marcha atrás y, al tiempo, exigiría a Jiménez contener la lengua hasta el jueves 19 y viernes 20 de junio. Con el estilo sofístico que acostumbra, y del que es consumado maestro, Jiménez exigía en la madrugada del viernes a todos los periodistas que rectificaran. Ahora bien, ¿por qué no lo exigió antes?
A cambio, los muchos obispos opositores recibieron el premio de consolación, una regañina de la Conferencia a don Fede de la cual, éste, naturalmente, no ha hecho el menor caso. Ojo al dato: "El Ideario señala como objetivos de este medio el servicio a la verdad, a la libertad y al bien común, y es, para todos, norma de orientación obligada. Los obispos de la Comisión Permanente mantienen el compromiso de la Conferencia de que la COPE realice los objetivos de todo medio de comunicación social, además del específico, previsto en el Ideario, de ser ‘presencia evangelizadora en el ámbito de la opinión pública'".
La clave del mensaje no está en lo de "verdad y libertad", que no dejan de recordar aquello del "respeto a la monarquía constitucional" que figura en el ideario de cualquier medio políticamente correcto: ¿Cómo no va a figurar la verdad y la libertad entre sus fines? Otra cosa sería ilegal. Lo del bien común ya suena mejor, pero lo específico de una emisora confesional es la "presencia evangelizadora en el ámbito de la opinión pública". Este es justamente el problema: que nadie da lo que no tiene.
El resto es melodrama: ni la COPE infunde odio a Cataluña ni está crispando el país, porque antes que la COPE hay otros candidatos a esa medalla con más méritos. La sentencia Gallardón es exagerada, y la señora jueza se creyó la sobreactuación del señor alcalde. No, el problema –los problemas- consiste en que, como advertía ayer, don Federico ha conseguido dividir a los obispos en provecho propio. El segundo problema es que don Fede está utilizando a la Iglesia, ni tan siquiera para que el PP suba al poder, sino para marcar la agenda nacional, justamente él, con su amigo Pedro José. El tercer problema es el predicho: si nadie da lo que no tiene, y encima se dedica a insultar, el daño que el personaje esta produciendo entre los católicos es de tercer grado. Cuarto problema: la Iglesia no puede emplear el criterio económico para resolver un reto informativo. Si la COPE tuviera que cerrar por prescindir de Jiménez -no es cierto, pero...- la solución lógica sería… cerrar.
En cualquier caso, hasta los convencidos de la peregrina idea de que si se echa a ZP de La Moncloa se re-cristianizaría España, deberían darse cuenta de que el renovado Jiménez –quien por cierto, cobra 1,8 millones de euros de la COPE, más un 5% de la publicidad- se ha convertido en el mejor aliado del Gobierno socialista. Felices están en Moncloa con este personaje que divide a la jerarquía católica y divide al PP. Vale su peso –no es broma- en oro, es la plasmación que permite a la progresía exclamar: "Esto es la Iglesia, esto es la derechona".
Eulogio López