Ni inyecciones de liquidez, ni bajadas de tipos, ni compra de activos bancarios, ni nacionalización parcial de bancos, ni aseguramiento de depósitos: las bolsas de todo el mundo se despeñan y, afortunadamente, el petróleo también. Un ejemplo: en 4,5 días, la bolsa madrileña pierde lo ganado en 3 años. Por el momento, ningún plan de salvamento se ha preocupado de la economía real ni de castigar a los especuladores
Ninguno de los planes de rescate ante la crisis crediticia ha surtido efecto. Ni el Plan Bush, ni los distintos planes de una Europa dividida, donde cada uno va por su lado. Se ha probado todo en favor de los financieros, que no de la economía real: compra de activos, o acciones, como los británicos, de bancos, inyectar liquidez, bajar tipos, asegurar depósitos: nadie se cree nada y las bolsas vuelven a bajar. En una semana el conjunto de las bolsas occidentales ha perdido la quinta parte de su valor. La de Madrid, tras 4 días y medio de cotización, vale lo mismo que hace 3 años.
En cuanto al desplome de los mercados y la escasa reacción a los estímulos de rebaja de tipos, inyección de liquidez y planes de rescate, Solbes señala que las cosas van más lentamente de lo que nos gustaría, pero también señala que el BCE ha empezado a ponerse en marcha y se ha felicitado por el hecho de que el euribor haya empezado a bajar. Poco, pero baja.
Eso sí, el petróleo también baja. El motivo es la contracción económica, no es buena, pero al menos el peligro cierto de inflación en Occidente se diluye, y el chantaje de la OPEP del petróleo o el chantaje ruso del gas empiezan a resultar menos preocupantes. El brent ha bajado de los 80 dólares y lo único inexplicable es que los precio de las gasolinas al consumidor no bajen más deprisa, pues se sigue llenado el depósito de gasolina entre el 1,1 y el 1,2 euros por litro.
Estamos en vísperas de la reunión del FMI, de la Cumbre Europea de Bruselas y de que George Bush se vuelva a dirigir a los norteamericanos y de que se reúnan los ministros de Economía del G-7 en la Casa Blanca. Sin embargo, todas las medidas adoptadas por el momento van dirigidas a salvar bancos y a salvar mercados financieros no a la economía real. Incluso para que se reactive el crédito se inyecta dinero público pero a través de los bancos. Y, por supuesto, no se castiga la especulación ni se advierte que vaya a ser castigada, a pesar de que, un año después de iniciada la crisis, sólo hay un consenso sobre una cosa: la codicia especulativa de los bancos e intermediarios bursátiles ha sido la causante de la crisis.