Eso dijo Barack Obama, que, por si no han oído hablar de él, es el presidente de los Estados Unidos.

Con la energía eólica y con la solar, a imitación de España, Barack Obama alimentará la industria norteamericana.

No me extraña que ZP esté emocionado. Y además suena bien lo del viento -eólica- y lo del sol -fotovoltaica-. La primera sólo ha destrozado el paisaje, además de necesitar unas cuantas subvenciones públicas para poder ser negocio. Pero con ella han hecho mucho dinero los caza-subvenciones, al menos en España. El problema de la eólica es, como advirtiera Gulf Bernotat, el hombre de E.ON, en una feroz critica al Gobierno Merkel, que ya quisiera ver yo reproducida en España: Hay que instalar molinos donde sopla el viento, no donde soplan las subvenciones. Y ese es el problema, que a veces el viento no sopla, pero la energía no puede almacenarse.

Lo de la solar es mucho más divertido: más cara, más ineficiente, más corrupta, más impresentable. Una ruina que pagamos entre todos para que se enriquezcan unos pocos. En España siempre pongo los ejemplos de los dos que más se han requeteenriquecido: la familia Entrecanales (Acciona) y la familia Benjumea (Abengoa). El cachondo de Ignacio Galán, presidente de Iberdrola -sobre todo desde que vendió la división solar de Gamesa- asegura que la energía solar es un producto financiero, exquisito eufemismo con el que el muy sardónico quiere decir que estamos vendiendo humo a mayor gloria del ecotontismo del Gobierno español y de su déficit de tarifa que pagamos todos los españoles a escote. La gente mira al sol y concluye, muy científicamente, que es un astro dotado de ducha energía. Lo malo es que el sol es muy grande ye está muy lejos, y concentrar esa energía, recogerla y aplicarla, es como colar el café con filtró de oro: un gasto tan cuantioso como estúpido. ¿Que por qué lo hacen los Entrecanales y los Benjumea? Porque los paga el Estado, naturalmente, y así puede presumir de bobo y verde.

Este es el plan de Barack Obama, un tipo revolucionario.

Por contra, la denostada energía nuclear es la energía de los pobres. No contribuye al calentamiento global (por cierto, al bueno de Al Gore no se le ve mucho por Europa este frío invierno) y no sólo nos permitiría pagar menos por la factura (es, con la hidroeléctrica la energía más barata) sino que todos coinciden en que la energía de hidrógeno es el futuro y donde deben centrarse los esfuerzos en I D. Es, sobre todo, la energía más económica para que la industria pueda producir más barato.

Por cierto, el principal productor de uranio es Canadá, no Irán, o Rusia, o Arabia Saudí, o Argelia, o Nigeria... o cualquier otra dictadura antioccidental.

Barack Obama y ZP: amigos de los pobres.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com