Una página argentina acusa al nuevo embajador en España, Carlos Bettini, de un asesinato
El ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos (conocido en el ministerio, y ahora en toda España, como "Desatinos"), dejó ayer sin habla a más de uno en presencia del ministro de Asuntos Exteriores argentino, Rafael Bielsa, allá en Buenos Aires. Al parecer, la política de la sonrisa exigía, en primer lugar, dejar abandonadas a las empresas españolas, que, lo hayan hecho mejor o peor, sufren el nacionalismo exacerbado de Néstor Kirchner. Ahora mismo, Repsol YPF está sufriendo ataques en sus sedes. Según Moratinos, "no es deseable que la relación de España con la Argentina tenga el color de las empresas españolas en este país… Para bien o para mal, están demasiado asociadas a una década que los argentinos no recuerdan positivamente".
¿A qué se refería, a la época de Carlos Menem? Y de qué se les acusa, ¿de acudir a procesos privatizadores en un momento en el que las compañías norteamericanas huían de la Argentina? En cualquier caso, la reacción entre la comunidad empresarial española en aquel país ha sido de estupor. El Gobierno Zapatero les ha dejado solos.
Directamente relacionada con esta cuestión, está el muy polémico nombramiento de Carlos Bettini, amigo personal de Kirchner y perteneciente al lobby empresarial (de nombre Fundación Global) de Felipe González en Iberoamérica, como nuevo embajador en España. Entiéndase. El nombramiento de Bettini ha sido polémico en la Argentina, con un enfrentamiento político continuado, pero no en España. Así, Moratinos volvió a mostrar la mejor sonrisa cuando, en lugar de orillar tan polémica cuestión, le dijo a Bielsa: "Sé que nos estáis por mandar un magnífico embajador y esperamos el pedido del plácet".
Pues bien, una página web argentina, www.seprin.com.ar, acaba de publicar este escalofriante relato sobre Bettini. Periodistas argentinos de gran prestigio aseguran a Hispanidad.com que la información es cierta, pero que en la Argentina son muchos los que no quieren mirar atrás, ni en un sentido ni en otro (ni los asesinados por la Dictadura militar ni las víctimas de los grupos montoneros). Sea como fuere, en el legislativo argentino, que ha sometido a un exhaustivo análisis a Carlos Bettini antes de que ocupe el puesto de embajador en España, nadie le ha preguntado por su presunto pasado como pistolero.
Muchos no, pero sí algunos, como el presidente Néstor Kirchner, asimismo ex montonero, aunque de carecer teórico. Menem indemnizó a los familiares de víctimas de la Dictadura, y ahora Kirchner pretende una segunda indemnización, algo que le ha enfrentado directamente a su mentor, Eduardo Duhalde, provocando una nueva crisis en el seno del peronismo. Duhalde argumenta que cada día muere un niño de desnutrición en la Argentina, y que hay que olvidarse de los muertos y pensar en los vivos.
Bettini coincidió con Néstor Kirchner en una agrupación radical llamada Juventud Universitaria Peronista de La Plata. Más tarde, pasó de guerrillero a lobbista, actividad más pacífica pero igualmente lucrativa. Tanto es así, que vivió diez años en España, mientras sus compañeros montoneros le reprochaban que le hubiesen dejado solos. La verdad es que Bettini se refugió en España y, a renglón seguido, actuó, de la mano de Felipe González, como representante de las empresas españolas en Buenos Aires. Incluso, durante la etapa socialista, y de la mano de Iberia, figuró en el directorio de Aerolíneas Argentinas.
Al mismo tiempo, Bettini, el hombre al que Moratinos está deseando otorgarle el plácet, es acusado de corrupción, así como de pertenecer al lobby empresarial que el ex presidente del Gobierno español ha montado en Iberoamérica junto al empresario mexicano Carlos Slim, y con fuerte implantación en la Argentina, Brasil, Chile, Venezuela y México, la mencionada Fundación Global.
Lo que está claro es que González sigue imponiendo su ley en el PSOE de Zapatero. Sobre todo, cuando se trata de hacer negocios en Iberoamérica. Eso sí, las empresas españolas presentes en la Argentina (Telefónica, Repsol, BBVA, SCH, Endesa, Agbar, etc) desearían saber de parte de quién está. Porque, en estos momentos, casi todas esas empresas están convencidas de que el Gobierno Zapatero les ha abandonado, y de que para negociar con las autoridades iberoamericanas, especialmente argentinas y mexicanas, deberán acudir a don Felipe González y a su mano derecha, Carlos Solchaga. Eso sí, pagando.
Por lo demás, como dicen en la Argentina, Bettini es "bueno, como un policía retirado".