Un día Zapatero dice que el próximo presidente del Congreso será José Bono. El ex presidente de las Cortes, Manuel Marín, un hombre respetable y respetado se queda a cuadros.

Finalmente, Bono se hace con la silla del tercer puesto en el escalafón del Estado tras el Rey y el presidente del Gobierno.

Otro día, Zapatero dice que el nuevo presidente del CGPJ -y por ende del Supremo- será Carlos Dívar. ‘Sus' jueces de Jueces para la Democracia montan en cólera. Argumentan que Dívar es un ‘meapilas' "ultraconservador". Vamos, que lo de la libertad religiosa no lo digieren muy bien. Pero el caso es que a las 48 tragan. Ni un díscolo. Tres horas de reunión, pero ni una salida de pata de banco.

Todos saben quien manda. Dívar es hoy presidente del CGPJ y del Supremo. Está claro quién manda. Y eso a pesar de que desde el Gobierno se presumiera que el presidente "será elegido por los miembros del Consejo". El comentario genera tantas carcajadas como escuchar a Solbes diciendo que ellos siempre han reconocido la crisis. Pero desde Moncloa se ponen muy estupendos y no aceptan las risas.

-         Ya, pero al menos habrá alguna sugerencia.

-         Nada, nada, lo que los miembros del CGPJ libremente elijan.

Átense los machos, porque ha sido el propio ZP quien lo nombra desde la "alcachofa" mediática. De esta manera se evita a los posibles díscolos de su decisión. Y todos firmes en primer tiempo de saludo.

Está claro. No existe independencia en el poder legislativo. Tampoco en el poder judicial. Montesquieu ha muerto. Nace Zapatero, el ‘todopoderoso'. Un hombre que no sólo profana a Montesquieu, sino que lo hace sin rubor alguno. Como en los viejos tiempos, cuando los banqueros se reunían a comer y se contaban chistes. ¿Se acuerdan cómo al día siguiente todos subían al tiempo sus préstamos hipotecarios? ¡Menudo chiste! Un poco de decencia. O al menos de formas. Como mínimo

Luis Losada Pescador

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