Las negociaciones entre el presidente de Fiat, Sergio Marchionne, y el ministro alemán de economía, Karl-Theodor zu Guttenberg, parecen marchar a toda vela. Ambos han alcanzado un preacuerdo para que Fiat se quede con Opel, la filial europea de General Motors. Fiat advertía que tendría que haber despidos y cierres de plantas, algo impopular desde el punto de vista del Gobierno de Angela Merkel, presidenta de un estado europeo, sí, pero sobre todo de Alemania. Así que la única condición de Merkel es que, si hay que cerrar plantas, se haga en Bélgica, Reino Unido, Polonia o España, pero que en ningún caso se toquen las factorías de Rüsselsheim, Eisenach o Bochum, en Alemania.
El Gobierno de Aragón ofreció en su día ayudas para evitar el cierre de Figueruelas, mientras el Ejecutivo Zapatero no parece enterarse de la que se le viene encima. El otro gran eje de Fiat son las ayudas públicas y los italianos ya calculan entre 5.000 y 7.000 millones de euros los avales públicos necesarios para mantener la infraestructura de Opel.