El que inventó el término 'Europa bancaria' debe ser un cachondo de muchos quilates. En teoría, significa que haya una regulación e inspección bancaria para toda la zona euro, a cambio de determinados créditos blandos.
Ahora bien, con un delicado corrimiento semántico, podemos alcanzar un significado más profundo de la locución: en efecto, la Unión europea ha dejado de ser una Europa es un banco. Lo ha dicho el inefable Schäuble, ministro alemán de finanzas: Europa no proporciona fondos, da créditos". Oiga, y si da créditos, ¿por qué exige a cambio algo más que los intereses? Es que el banquero que otorga un crédito exige además de la devolución del capital y el pago de intereses, organizar el hogar del prestatario, ponerle coto a sus gastos, vigilar sus cuentas, etc. Pues eso es lo que hace Bruselas con los países "ayudados" que, por cierto, de ayudados nada. Como recuerda Schäuble, no son donaciones, son préstamos.
Más insolidaridad europea, más fracaso de Europa. Bruselas nos permite, cuánto bueno, retrasar un año, hasta 2014, el cumplimiento de reducir el déficit hasta el 3%. Eso sí, a cambio nos impone nuevas subidas de impuestos, nuevas reducciones de prestaciones públicas y, en general, nuevos hachazos a las familias. Al tiempo, Bruselas y Frankfurt, es decir, la Comisión Europea controlada por Francia y Alemania, y el BCE, controlado por Alemania, se niegan a comprar deuda española e italiana. Es decir, se siguen aprovechando del miedo de los especuladores -miedo que ellos mismos incentivan- para financiarse gratis a costa de Italia y España. ¿Se imaginan ustedes que el Estado de Baviera se financiara al 7% y el de Sajonia al -0,5%? Pues eso es lo que ocurre en Europa.
Así, todos los ajustes exigidos a España e Italia se lo comen los mercados en cuestión de horas.
¿Merece la pena permanecer en el euro? Todo indica que no. Con estos líderes mentecatos, pusilánimes, de ambiciones chatas, pendientes de las encuestas, el ideal europeo se convierte en algo parecido a un saquito de egoísmos envueltos en un puñado de tópicos.
Y habrá que ver si merece la pena permanecer en una Europa que ya no pretende ser un país y se conforma con ser un banco.
Yo también fui un europeísta entusiasta, pero esta Europa ni es Europa ni es nada.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com