Cuando la Reserva Federal yanqui baja los tipos está intentando que se concedan más créditos para que las empresas -yanquis- continúen invirtiendo y creando puestos de trabajo. Cuando el Banco Central Europeo (BCE) se niega a bajar los tipos, pero inyecta liquidez, lo que consigue solucionar son los problemas de los intermediarios financieros a corto plazo, pero no los problemas de los europeos, que necesitan que la economía crezca. Inyectar liquidez en el mercado es, en efecto, proporcionarle gasolina al pirómano, porque los bancos, especialmente los bancos de inversión han sido los responsables de la burbuja especulativa que ha desencadenado esta crisis. Podríamos decir más, podríamos decir que no ocurre nada porque quiebren entidades como Bear Stean, que ya es hora de negar el postulado de que "los bancos no pueden cerrar porque constituyen el sistema de pagos del país". En especial, algunos bancos que yo me sé, que más parecen los vampiros del ahorro del país. Ahora bien, habrá que insistir en dos cosas: al menos la Reserva Federal, consiga o no su propósito, intenta reanimar la economía, mientras Europa sólo ofrece gasolina al pirómano. Además, aunque los bancos de inversión y el capital-riesgo, principales culpables del actual desastre, por crear burbuja o aprovecharse del crédito barato para destrozar empresas, obtengan ventajas de las medidas de la FED, lo cierto es que también se beneficiará el conjunto de la economía norteamericana: ¡Ojalá pudiéramos decir lo mismo del BCE! Por esto no puedo estar de acuerdo, lo que se dice nada, con Juan Iranzo, un espléndido economista, sin duda. No, los bancos pueden y deben quebrar, especialmente aquéllos que se dedican a especular. Y lo que tienen que hacer los legisladores, es decir, los gobiernos no es bajar el precio del dinero o subirlo -medidas, por cierto, de eficacia limitada, cada vez más limitada- sino reducir el globo especulativo, el que ha provocado esta crisis. El enemigo último ni tan siquiera son los bancos de inversiones, los fondos de alto riesgo y los de capital-riesgo: el problema es el funcionamiento mismo de los mercados financieros: hay que terminar con la especulación al precio que sea. Aunque sea al siempre oneroso precio fiscal. Las bolsas deben volver a su origen: instrumentos de financiación de las empresas, no parásitos de las mismas. Si no, como los intermediarios financieros: que cierren. Eulogio López eulogio@hispanidad.com