"Radicalidad es lo que ya tienen otros países de Europa". De esta manera, tan mentirosa, justificaba ZP su promesa de ampliar la ley del aborto y replicaba a la acusación de radicalización lanzada desde el PP. ZP ha lanzado su propuesta como forma de retener al voto progresista mientras la crisis económica vacía sus bolsillos (los bolsillos del votante, no los de ZP).

No es verdad. Habrá que repetirlo, porque la confusión sobre la actual ley de aborto –ley de "supuestos", se dice, con sospechosa condescendencia- es grande. En España no se puede abortar sólo hasta la duodécima semana de embarazo. No señor. Eso sólo se refiere al tercer supuesto, el de violación. Para el aborto llamado –menudo chiste- eugenésico, más bien aborto racista, el plazo se amplia hasta la semana número 22 y, atención, para el tercer supuesto, el de peligro para la salud física o psíquica de la madre ¡no hay límite! La pena capital se puede ejecutar hasta una hora antes del nacimiento e incluso, hay que suponerlo así –aunque juristas tiene el Gobierno que os sabrán responder-, una vez nacido también podría ser ejecutado, dado que, desde que la ontología fue sustituida por la burocracia progre, el sujeto no es persona hasta su inscripción en el Registro Civil.

Justamente por eso, en Estados Unidos se inventó el aborto por nacimiento parcial o ahorcamiento, que significa justamente eso que está usted pensando con una mueca de repugnancia. Esto es, se le saca la cabeza al infante y se le ahorca o degüella o decapita, porque el resto del cuerpo sale fácil. Es lo único que ha prohibido George Bush, la única acción provida en pocos años de mandato. Eso, en España, es perfectamente posible, y por eso el doctor Morín, y el resto de clínicas, sólo preguntan el mes de embarazo para aplicar una tarifa más alta. Pero sólo por eso.

Por tanto, no puede haber ley más progresista, ni más vanguardista en toda Europa que la ley del aborto del Gobierno González en 1985, intocada por el Gobierno Aznar y que ahora ZP, ese estadista, pretende profundizar.

Entonces, si esta es la normativa, ¿por qué se habla de ampliación del aborto? Pues muy sencillo, porque aún la más progre de todas, la norma de hace treinta años, la que ha posibilitado 107.000 infanticidios en España durante 2007, la que ha convertido a nuestro país en el paraíso mundial de aborto, lugar de residencia del fantasma de Herodes, sigue siendo una ley de supuestos, no de plazos. Por tanto, la única forma de agrandar una ley tan progresista como ésta, que permite cualquier tipo de abortos, consiste en colocarle encima una ley de plazos, es decir, que se pueda abortar, porque me sale de las narices (por no decir de otro sitio) durante, pongamos, los cuatro primeros meses, sin necesidad de recurrir a ninguna causa o supuesto. Causa o supuesto de la que, como hemos visto, podemos reírnos a placer y de la que podemos hacer mangas y capirotes pero que, a la postre, exige la firma de un psicólogo que hable de profundos riesgos para la salud psíquica de la madre. En una ley de plazos no hace falta tal cosa: aborto porque me pete.

Es más, se admiten apuestas. Una ley de plazos no incrementará el número de abortos, especialmente porque la conciencia dormida de la sociedad podría despertarse si una desalmada pretendiera asesinar a su hijo de siete meses porque sí, a un niño al que ya se le distinguen perfectamente todos los miembros, vitales y no vitales. Ese despertar debe ser evitado cuidadosamente. Recuerden las proféticas palabras de Julián Marías: lo peor de esta sociedad no es el aborto, sino "la aceptación social del aborto". Nos hemos acostumbrado a la barbarie y convivimos con ella en morbosa armonía.

Es sabido que ZP juega al chiste del abertzale: "Doctor quiero ser más vasco", y le quitó un tercio del cerebro. "Doctor, aún quiero ser más vasco" Y le quitó otro tercio (no contaré el final para no herir otras sensibilidades territoriales). ZP quiere ser más progresista, fastidiar aún más a los curas, y entonces se inventa lo del aborto libre o ley de plazos. Sabe que no va a servir para nada, pero él consigue sus objetivos jugando con las vida ajenas.

Créame, en ningún país europeo existe ley más vanguardista que la española, por lo que ampliarla sí es radicalidad y no imitación. Pero ZP no lo hace porque sí, lo hace por fastidiar. Es más, también el tratamiento de embriones procedentes de la FIV como cobaya de laboratorio (leyes de reforma de la FIV y de Investigación Biomédica) de su inefable ministra Elena Salgado, también son las más progres, radicales y vanguardia de Europa. Pro ejemplo, con todo sentido, los alemanes sólo permiten una inseminar un óvulo en cada operación FIV.

Lo mismo ocurre con la eutanasia. Lo único que no se puede permitir es que la decisión sobre la vida y la muerte de un hombre dependa de un tercero, médico de profesión o que un desesperado, a veces ni tan siquiera enfermo, busque la complicidad de un tercero para darse muerte. La sedación no necesita de ley alguna, sino de sentido común. La Iglesia, y todas las civilizaciones desde que existe la civilización, condena el asesinato -aunque no la sedación, aunque ésta acorte la vida-, especialmente del inconsciente. No se reprueba al doctor Montes por reducir el dolor, sino por decidir sobre la vida del prójimo como si él la hubiese creado. La Iglesia sólo utiliza la condena moral y condena la doctor Montes y a ZP por pretender ser como dioses, tentación de honda raigambre, tradición secular.

Pero la respuesta de Rajoy tampoco es para tirar cohetes. El líder de la oposición asegura que no es la ampliación del aborto de lo que se habla en la calle, Es cierto, pero no se si es bueno. En efecto, la mayoría "pasa del aborto" pero no debería hacerlo, porque eso –Julián Marías dixit- es lo más grave de todo: el pasotismo frente al mayor genocidio que vieron los tiempos, el de miles de millones –sí, se calcula que, desde 1973, se han asesinado en el mundo 2.000 millones de seres humanos inocentes e indefensos han sido sacrificados-. Así que, don Mariano, si a la gente no le preocupa el aborto muy mal por la gente. Porque tal parece que el PSOE perpetra la canallada, pero el PP es igualmente corrosivo: el PP es tibio. Y la postura del Único que puede otorgar esa vida de la que hablamos no ha variado: estoy para vomitarte de mi boca

Eulogio López