El matrimonio no amaestra a los hombres violentos. Sin embargo, numerosas investigaciones demuestran que es mejor casarse que convivir, porque vivir al margen del matrimonio conlleva un riesgo mayor de sufrir malos tratos.

Un reciente estudio publicado por la Encuesta Nacional de Familias y Hogares de Estados Unidos concluye que la probabilidad de que las discusiones acaben en altercados violentos es tres veces mayor en las parejas de hecho que en los matrimonios.

Es cierto que en la violencia doméstica intervienen otros factores como la raza, la edad y la educación. Pero sigue siendo mayor en las parejas de hecho incluso después de sustraer la influencia de estos factores hoy tan mediáticos. Los asesores familiares coinciden en que, con independencia de la metodología, la literatura científica llega a conclusiones similares: en las uniones de hecho se da más violencia que en los matrimonios.

Los malos tratos al niño también es más frecuente cuando su madre es soltera, vive con el padrastro o el compañero sentimental. Así lo han comprobado Martin Daly y Margo Wilson: "vivir con un padrastro o una madrastra ha resultado ser el factor más frecuente en los casos de malos tratos graves". Otro estudio revela que, entre los niños en edad preescolar, la probabilidad de ser víctima de abusos deshonestos es 40 veces mayor para los que viven con un padrastro o madrastra que para los que viven con sus dos progenitores naturales.

Muchos psicólogos sociales subrayan que el matrimonio es más que una unión afectiva entre un hombre y una mujer. Es un bien para toda la sociedad. No es la panacea para evitar los conflictos o los malos tratos. Pero sí es el lugar donde los niños crecen y se desarrollan con más armonía y cariño. Lo que sin duda les hará mejores ciudadanos.

Clemente Ferrer Roselló

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