Los españoles se aprietan el cinturón; el negocio turístico lo nota
Según los datos de la Encuesta de Movimientos Turísticos (FRONTUR) el turismo ha crecido en los siete primeros meses del año un 2% respecto al mismo período del año anterior. En total: 33,8 millones de turistas. Todo un record. La encuesta añade que los tres principales mercados emisores (Reino Unido, Francia y Alemania) han crecido durante el mes de julio con incrementos del 0,9%, 5,5% y 2,8% respectivamente. Un nuevo máximo histórico. Y más buenas noticias: los turistas que acuden con paquete turístico decrecen un 9,3% en beneficio de los que acuden sin ningún tipo de organización, un 8,1%.
Lo que no dice la encuesta es que la estancia media se acorta y que el gasto medio también disminuye. O dicho de otra forma: vienen más turistas, pero consumen menos. Es decir, se ha puesto de moda el turismo de alpargata y bocadillo. Ese que no deja un duro ni en restaurantes ni en bares ni en tiendas de recuerdos. Es sí, gasta infraestructuras y eventualmente recursos sanitarios. Al menos esta es la queja de todos los negocios relacionados con el turismo. Los restaurantes ya no están tan llenos y los supermercados dicen que no se vende como otros felices años.
A todo esto hay que añadir el apretón del cinturón de los turistas autóctonos. El creciente peso de la hipoteca ha hecho que la gente haya optado por ahorrar. Así que los apartamentos playeros se maximizan hasta la extenuación. En algunas urbanizaciones se ha tenido que aprobar normas internas prohibiendo que los apartamentos sean utilizados por más de una familia. Una señal de que los establecimientos estaban crecientemente petados de gente. Para que luego hablen de los ‘pisos patera'. Los nacionales también sabemos dormir con un colchón en el suelo si es menester. Y es menester.