Mohamed VI se ha convertido en el mejor aliado africano e islámico del Gobierno George Bush, que ha cambiado a Madrid por Rabat. Durante la mañana del viernes, el rey Mohamed VI era recibido con todos los honores por George Bush, quien alabó las reformas marroquíes. No se entiende bien qué reformas, porque lo cierto es que el régimen alauí no alcanzó el aprobado en ningún examen de democracia.

 

Mohamed VI ha aprovechado para reclamar el apoyo norteamericano para que se olvide el referéndum sobre el Sahara y para que el futuro de la antigua colonia española se dirima entre marroquíes y argelinos. Además, es el socio comercial y militar de los norteamericanos para controlar la llave del mediterráneo, así como el Magreb y el fundamentalismo islámico del norte de África.

 

Todo esto preocupa en la inteligencia militar española, que no cesa de repetir a sus mandos que el Sahara ha servido hasta ahora de muro de contención para que Rabat no reclame más: Ceuta y Melilla, en primer lugar, y, luego Canarias. A nada de ello ha renunciado Rabat oficialmente.