Menos mal que el Gobierno había regulado la publicidad institucional para que se rigiera por los criterios de transparencia evitando el uso partidista. Menos mal. Pero se ve que su federado Maragall no ha aprendido la lección, así que ha encargado 1.100.000 folletos sobre sus 1.000 días de gobierno. A mayor gloria de don Pascual y merma del presupuesto. El folletito de 32 páginas costará a los catalanes 151.934 euros. Un poco más de déficit fiscal para el coleto.

La cosa corre cierta prisa; porque, claro, en plena campaña eso es ilegal. Fuera del periodo oficialmente electoral es legal, pero antiestético, feo, tramposo y antiético. Voilá. La propaganda deberá estar lista para su distribución antes del 22 de agosto. ¿Se trata de una campaña de Montilla? No, por supuesto. A Maragall no le interesa demasiado el cordobés, pero sí le preocupa que le hagan una estatua. Aunque sea de papel. ¿Qué opinan los ecologistas de la deforestación del Amazonas con fines 'botafumeirísticos'?