Sr. Director:
¿Escuelas infantiles para pobres y para ricos? Hay un sindicalismo que acosa a los padres para obligarlos a que, por narices, lleven a sus hijos a los centros públicos. Eso es, al parecer, lo que pretenden los sindicalistas de la enseñanza estatal, a los cuales les importan un bledo el tipo de educación que deseemos los padres para nuestros hijos.
Estoy indignada contra este egoísmo. En lugar de acudir en sana competencia para que los padres llevemos a nuestros niños a los centros de educación infantil, ellos quieren imponernos que los llevemos por el argumento de la asfixia económica. Indudablemente, el sindicalismo de la enseñanza está dominado por el cerrilismo, el dogmatismo, la intransigencia y el egoísmo.
A estos defensores de lo público hay que recordarles que lo público no les pertenece a ellos. Lo público es de los contribuyentes, entre ellos los millones de padres y madres que pagamos los impuestos. Ellos son empleados, gestores temporales, no dueños.
Los padres apoyamos a
Las intenciones antidemocráticas contra los padres de los escolares de este sindicalismo dogmático, intransigente, privilegiado, casi sin afiliados, y a sus compañeros de viaje, los ha frenado en seco
Somos muchos los que apoyamos el objetivo de
El artículo 11.2 de
La enseñanza, pública y concertada, debe estar al servicio de los escolares, de sus padres, que son los verdaderos responsables de su educación, además de ser los que la pagan.
Ana M. Carvajal
carvabece@terra.es