Sr. Director:
En el instituto público donde cursé mi bachillerato había no uno, sino varios profesores, y no sólo de religión, que además de ser tales (profesores de enseñanza media con su plaza en propiedad) eran curas, sacerdotes católicos. Y nos daban clase vistiendo como ellos lo hacían normalmente: con sotana o traje eclesiástico.
Imagino que una ley como la francesa que prohíbe "signos religiosos ostensibles" como la cruz, el velo, etc., prohibiría, en buena lógica, dar clase en un centro público vestido de esa guisa.
Bueno, pues ese señor tiene todo el derecho del mundo a darme clase vestido como le dé la gana, al igual que lo tiene la hortera de la profesora de inglés con sus modelitos, pongo por caso. Lo contrario es un ataque frontal a la libertad individual más elemental.
Javier Echeverría
jecheve@terra.es