No sé exactamente cuáles han sido los motivos que han llevado a la Conferencia Episcopal Española a promover los carteles (bebé humano, cachorro de lince) como parte de una campaña a favor de la vida (Tal vez es la Jornada por la Vida del próximo día 25).

Sr. Director:

Estos carteles con el lema ¡Protege mi vida! impactan al poner de manifiesto la contradicción de una sociedad que cada vez es más sensible a la hora de proteger los embriones de distintas especies animales y que sin embargo también ha ido oscureciendo la conciencia moral sobre la vida humana.

Pienso que está bien que se proteja a los linces, a los huevos de águila, a los bosques de pinos o a las semillas de algunas plantas; está bien y es necesario, pero resulta paradójico que la vida de la persona que va a nacer sea objeto de una desprotección cada vez mayor.

Estoy convencido de que con esta campaña la Iglesia vuelve a situarse en una posición valiente para dar voz a quienes no la tienen y defender públicamente cuestiones, tan de sentido común, como que hay que respetar y proteger toda vida humana y en toda circunstancia o que la maternidad es una valiosísima aportación al bien común y no un problema como sostienen quienes, bajo un falso progresismo, hablan de libertad pero terminan por ofrecer la esclavitud que deja a la mujer, y al hijo que va a nacer, abandonados a su suerte.

Supongo que a algunos les molestará, pero tal vez sea por que la conciencia no está tranquila.

José Morales Martín

jomomartin@gmail.com