Sr. Director:
De visita por la catedral de Jaén, quedé vivamente impresionada por un muro interior con el registro, ya para la eternidad, de cientos de hombres que fueron asesinados por el terrible delito de creer en la Iglesia de Jesucristo.
En la España del S. XXI surge un intento de resucitar una nueva república escoltada del mismo odio, esta vez solapado e incruento pero no menos temible, vertido sobre los creyentes a través de la promulgación de leyes inicuas. Ante las próximas elecciones se nos presenta la oportunidad de un cambio de gobierno.
Un partido abanderado de la cizaña de la división y el rencor, muy alejado de la búsqueda del bien común debería de ser desterrado del panorama político.
María Ferraz
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