En efecto, pueden eliminarse los módulos que no dejan de ser un fraude legal. ¿Perjudican a las mycropmes y a los autónomos? Sí, pero no se apoya a los elementos más productivos de la sociedad con trampas. Si hay que reducirles los impuestos se les reduce, pero no se crean bolsas legales de fraude.
Más importante aún es entender los que significa la fiscalidad sobre la especulación o sobre plusvalías de capital. ZP es un indocumentado pero, insisto, es un tipo muy listo. Como indocumentado, lanza ideas que luego se ve obligado a rectificar. Primero dice que va a subir los impuestos pero no dice cuáles. Luego asegura que su ministro de Fomento no tiene razón que no subirá la tarifa del IRPF sino las desgravaciones del impuesto sobre la renta (lo mismo me da que me da lo mismo).
Ejemplo: las emisiones del Santander y el BBVA -preferentes, subordinadas titulizaciones hipotecarias) suelen realizarse desde paraísos fiscales. Porque no se trata solamente de gravar al rentista, sino al emisor de productos especulativos. Y no, no es imposible perseguir las emisiones en el exterior. En primer lugar porque ahorradores hay millones pero emisores hay unas pocas decenas. Bastaría con que los gobiernos se enfrentaran tanto a los paraísos fiscales como a aquellas entidades de su país que emite en paraísos fiscales: grávense esas emisiones hasta anular al especulador y aféese la conducta de aquellas entidades que -como los deportistas famosos- emiten fuera de España.
ZP empezó a hablar de subir los impuestos, luego se refirió a gravar las plusvalías de capital -mucho mejor- aunque no concretó cuáles. ¡Ánimo!, nuestro chavalote se aproxima a la almendra: ¿Cuánto le costará llegar?
Por cierto, el presidente del Gobierno no aludió a que existen tres tipos de gravámenes: los impuestos propiamente dichos, las tasas y las sanciones. Esas dos últimas pueden suponer una elevación de la presión fiscal real más que considerable.
Por lo demás, subir impuestos es malo por definición. Es malo porque es un atentado contra la propiedad privada y reduce la libertad del individuo para aumentar el poder de Estado. Es decir, no se trata de una cuestión de pobres contra ricos, que es como la plantean los demagogos. No se trata de juzgar a nadie sino de juzgar los hechos. La especulación debe ser castigada cuando la practican los ricos con grandes candidatos como cuando la practican los pobres en cifras mínimas. De otra forma, me recuerda aquella anécdota de cuando yo empezaba en las lides periodísticas (sí, hace un montón de años). Preguntado por la subida anual del precio del tabaco en España, un obrero se quejaba así ante mi micrófono: El Ducados no debería subir, porque el Ducados lo fumamos los obreros. Se equivocaba nuestro hombre, antecesor de ZP. El rico fumador de Winston (el no-va-más en aquel momento en España) no debería ser más gravado que el pobre del Ducados, porque ambos pagaban de más por algo tan maravilloso, pero tan escasamente necesario para la subsistencia, como unas cuantas caladas.
La especulación, sea mucho o poco, debe ser gravada.
Respecto a la otra excusa: que nadie puede luchar contra los parásitos fiscales, insisto: sí se puede pero, en cualquier caso, si hay que hacerlo al grito de todos o ninguno, ¿para qué sirven las reuniones del G-20? ¿O es que los poderosos del mundo trabajan para la especulación financiera? Ya sé lo que parece pero uno es muy ingenuo y se niega a aceptarlo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com