El nacional-laicismo imperante ha inventado el término despectivo de homófobo para referirse despectivamente a los que defendemos la familia y la infancia. Algunos, amedrentados por ese término inquisitivo y sectario han reculado en su natural oposición al mal llamado matrimonio homosexual y han anunciado que ellos en su fuero interno se oponen pero acatan. Estos afirman que se oponen a tal práctica antinatural pero allá el vecino con lo que haga. Y pienso que se equivocan.
Somos los hombres seres sociales, y el bien, como el mal, se difunden e influyen en todo el entramado social. La destrucción del único y natural concepto válido y secular de matrimonio nos afecta a todos. Basta estudiar las consecuencias de tal acto para darse cuenta de esto. ¿Qué enseñarán a los niños en las escuelas? Se está infiltrando una moneda falsa y dañina en la sociedad que desvirtúa l a verdadera moneda del matrimonio. Si porque se quieren se otorga a una minoría un derecho del que carecen ¿por qué no se concede, si se quieren y lo reclaman -como ya lo han reclamado algunos- ese derecho al matrimonio a los pederastas, pedófilos, polígamos y bestias?
El nacional-laicismo pretende crear una nueva naturaleza humana y una nueva moral social relativista en la que al final vale todo porque la norma es el sentimiento subjetivo, la libertad ilimitada del más fuerte electoralmente sobre el más débil electoralmente y el consenso social variable de los votos. Esos votos que llevaron al Tercer Reich a un personaje siniestro y destructivo.
Se acaba así en la autodestrucción social, en la eliminación del que no se desea que nazca o que viva, en la corrupción de menores que desearían, por ser seres humanos, tener un padre y una madre.
Y cuando algunos advertimos esta sinrazón desquiciadora destructiva contraria a la naturaleza humana, a esa naturaleza que nos viene dada, porque dos machos no pueden engendrar una vida, la inquisición rosa nos llama homófobos. A los que defendemos la familia ya nos están empezando a perseguir con multas y juicios en algunos países. Por eso algunos no sé si muchos o pocos- vamos a salir a la calle movidos por diversos movimientos ciudadanos el próximo 18 de junio en Madrid en defensa de la familia y de la infancia. Y a pesar del silencio cómplice de muchos medios de comunicación y de partidos políticos, vacíos de ideales y neutralizados por la ola de nacional-laicismo, vamos a hacer algo para evitar la autodestrucción de la sociedad: Nos vamos a manifestar en defensa de la familia y de la infancia. Y vamos alegres y contentos, seguros de defender un ideal por el que, como e l de la vida, vale la pena luchar.
José Cervera Gil
neletdeborja@yahoo.es