El sistema de cotización por módulos exige a los pequeños empresarios tributar por "presunción" de rentas: "Tiene usted tantas mesas, tantas bombillas, una máquina recreativa y trabaja su mujer en el negocio, le presumo una renta de X, y usted paga Y". Un sistema que tiene la ventaja de su sencillez, pero la "pequeña" desventaja de su injusticia. ¿Y si no se genera la renta de X? "Puede usted llevar contabilidad, pero entonces le revisaremos los últimos cinco ejercicios", responde Hacienda, esa institución que como la Justicia, actúa con una venda en los ojos, sin importar quién sea el contribuyente.
El problema es que generar contabilidad creativa en negocios como los bares, cafeterías o restaurantes es más que fácil. Pero el segundo problema es que el sistema de módulos permite a los mafiosos blanquear dinero negro con las bendiciones de la Hacienda Pública. No está mal. Por eso, urge la supresión de un sistema de cotización denostado, basado en la presunción de rentas. Por cierto, el mismo criterio que el utilizado en el antiguo IAE. ¿No habíamos superado aquello de "los signos externos de riqueza"?