- A pesar de la congelación del salario mínimo, de las pensiones y de la reducción del sueldo de los funcionarios.
- Incluso se suben el sueldo aunque los resultados de sus compañías no hayan sido buenos o hayan tenido que despedir a empleados.
- Es la ventaja de fijarte tu propia retribución… y de tener poca vergüenza.
- Como se ve, la obligatoriedad de informar sobre los sueldos de cada consejero no es suficiente: los dueños de la empresa (los accionistas) deberían poder decidir lo que cobran.
Formar parte de un consejo de administración de una gran compañía es un chollo, sobre todo en esta época de vacas flacas. Para muestra, un botón: hemos sabido que Florentino Pérez, presidente de la constructora ACS (en la imagen), se llevó a casa unos 6 millones de euros, entre sueldo fijo, atenciones estatutarias, bonus y compensaciones por otras sociedades del grupo (4,45 millones), aportaciones al plan de pensiones (1,5 millones) y la aportación a su seguro de vida (13.000 euros).
La lista es prácticamente interminable, tanto como el número de consejeros de las empresas cotizadas. Las cifras, sin embargo, varían mucho de unas compañías a otras y oscilan entre los 7 millones de euros que paga Telefónica a sus consejeros ejecutivos, y los casi 900.000 euros que ganan los de Acerinox.
En esta línea, los casos más sangrantes son las de aquellas compañías que, habiendo presentado resultados negativos, incluso después de haber echado gente a la calle, han subido los sueldos de sus consejeros. La ya citada ACS, y más concretamente su presidente, Florentino Pérez, se subió el sueldo un 2,7% con respecto al de 2010. Pero es que la constructora redujo su beneficio un 26% en 2011, así como su capitalización bursátil, que hizo lo propio en un 34%. Vamos, que lo menos apropiado era subirse el sueldo.
Otro caso lamentable es el protagonizado por el presidente de El País y consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, que se embolsó 8,2 millones de euros en 2011, el mismo año que el grupo perdió 451 millones de euros y en el que se redujo la plantilla en más de 2.000 trabajadores.
En este sentido, es cierto que hemos avanzado un poco con la obligatoriedad de que las empresas cotizadas publiquen los sueldos de sus consejeros de manera individualizada, pero es, a todas luces, insuficiente. De hecho, los accionistas de Citigroup y Barclays han tomado la delantera, y han rechazado los altos sueldos de sus consejeros, gracias a la reciente ley Dodd-Frank, aprobada en Estados Unidos, que permite que los accionistas voten las retribuciones de sus directivos.
Y es que es lógico que sea así. Quién mejor que el dueño o dueños de una empresa para decidir sobre el sueldo de los que la gestionan. Y, no lo olvidemos -aunque algunos querrían que así fuera- que los dueños de las empresas son los accionistas. Veremos, pues, lo que pasa en las juntas de Iberdrola y Repsol, que se celebrarán en mayo. Tomen nota: Antonio Brufau (Repsol) ganó en total 10,2 millones de euros en 2011, e Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola) 9,5 millones de euros.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com