Sr. Director:
Vivimos en una sociedad de la información y comunicación. Una sociedad en la que a veces estamos saturados de publicidad engañosa. Sin ir más lejos, muchas de las llamadas a teléfonos fijos y móviles son engañosas porque se escudan tras un anonimato para venderte mediante encubiertas estafas o timos. Yo mismo estoy hasta el mismísimo gorro de tantas llamaditas a mi teléfono móvil sin identificar. Si cualquier españolito de a pie le piden identificarse para lo que sea, no entiendo por qué es legal este tipo de llamadas. Si un policía nos pide el DNI, nos identificamos mostrándoselo. Respondemos cuando nos llama por nuestro nombre el médico o cualesquiera situación cotidiana. Si rellenamos instancias oficiales hemos de poner nuestras señas personales. Entonces, ¿por qué la Ley no obliga a identificarse a esas 'empresas' o personas que nos llaman anónimamente y encima en varias repetidas ocasiones cansinamente hasta la pesadez y hartazgo poniéndonos de los nervios casi histriónicamente?
Ya está bien de llamaditas que en pantalla solo aparecen como 'número anónimo, privado, sin número, sin identificar. Yo quiero saber con quien hablo, quien me llama. Quiero que se identifique con un número por lo menos, al igual que a mi se me requiere que me identifique en muchas ocasiones. Lo otro es digno de fantasmas. 'Fantasmas' que nos llaman para ofrecernos un jamón 'regalado', vendernos suculentas ofertas-trampa preguntando por la señora de la casa, hacerse los pesados erre que erre con planes de telefonía o avisarnos de que tenemos una deuda pendiente.
Por citar ejemplos, si mi operadora de telefonía o mi banco quieren informarme de alguna oferta o descubierto en la cuenta, que lo hagan identificándose con un número de teléfono localizable, legal e identificable, fácil de descubrir. De lo contrario, sintiéndolo mucho y pagando algún justo por tantos pecadores, no contestaré a ninguna llamada anónima sin número a mi móvil. Lo mismo digo respecto a esos aparatos de teléfono fijo con pantalla, idem de idem.
Aunque lo más grave y lo que colma la paciencia y rasca el bolsillo del sufrido usuario consumidor o abonado de la facturación telefónica -y más ahora en crisis- es cuando llamas a números novecientos -sobre todo el 906- de empresas de servicios y te tienen muuuuuucho rato con la musiquita, desatendido, repitiéndote aquello de 'no se retire, permanezca a la espera' para acabar soltándote eso de 'todos los operadores se hallan ocupados'...y hala, a engordar a estas empresas. El colmo del aguante de la paciencia. ¿No saben estos pesados que el tiempo es oro y que un abonado no puede estar tanto tiempo esperando ser atendido para cualquier consulta?
La Ley debería meter mano a los números privados a móviles y a esos 906 carísimos y pesados con la duradera sintonía musical de espera. O nos damos de baja de fijos y móviles. Todo un abuso.
Josep Esteve Rico Sogorb
ricosogorb@cjav.org