El principado de Liechtenstein, en el otoño del 2011, rechazó una consulta popular para legalizar el aborto, haciendo suya la posición de su príncipe católico, Alois.
Con el 52,3% de votos en contra y el 47,7% a favor, el principado rechazó una iniciativa denominada "ayudar en lugar de castigar". De esa manera, la población hizo suya la postura del Príncipe Alois, que había advertido de su intención de vetar cualquier ley que favoreciera el aborto.
Los promotores de la iniciativa alegaban que los países vecinos, Suiza y Austria, autorizan el aborto. El parlamento de Liechtenstein y el gobierno también se habían declarado contrarios al texto.
Aunque hubiera triunfado el sí, la iniciativa no habría podido ser declarada como ley debido a la clara y pública oposición del Jefe del Estado, el príncipe Alois de Liechestein, cuya firma es necesaria para que cualquier texto legal tenga vigencia.
El príncipe advirtió el pasado mes de agosto que nunca firmaría una ley proabortista ni aunque la misma fuera aprobada por el pueblo.
Jesús D Mez Madrid