• Jerusalén exige a El Cairo que retire el armamento pesado de la zona.
  • No obstante, fue el Gobierno hebreo quien permitió al Gobierno egipcio de los Hermanos Musulmanes la movilización de dicho armamento para luchar contra los terroristas yihadistas.
  • La escalada de tensión entre dos de las principales potencias de Oriente Medio podría desembocar en una crisis regional de gran calado.

Una vez más hay que narrar un nuevo episodio de tensión entre Egipto e Israel, episodios que no cesan de surgir desde la victoria de los Hermanos Musulmanes en las elecciones presidenciales del pasado mes de junio.

Si bien durante la época del derrocado presidente egipcio, Hosni Mubarak, ambos países mantuvieron una relación amistosa y de cooperación mutua –dentro de lo posible, teniendo en cuenta que se trataba de dos países que se enfrentaron en varias guerras desde 1948-, cuyo eje eran los acuerdos de paz de Camp David de 1978, la llegada al poder del partido de los Hermanos Musulmanes, así como de su presidente islamista, Mohamed Mursi (en la imagen), ha supuesto –y puede suponer a largo plazo- un cambio notable en las relaciones tradicionalmente amistosas entre los dos países.

Para poder comprender el nuevo capítulo en la renovada tensión hebreo-egipcia hay que remontarse unas semanas atrás. En la primera semana del mes de agosto, las fuerzas egipcias se vieron sorprendidas por un atentado perpetrado por grupos terroristas islámicos en la Península del Sinaí, en el que fallecieron 16 soldados egipcios y, que pudo ser más grave si no se llega a producir la intervención del ejército israelí que acabó con la vida de gran parte de los insurgentes armados.

Tras este conflicto, el Gobierno israelí, por voz de su ministro de Defensa, Ehud Barak, permitió a Egipto que su ejército se internase en la zona para poder enfrentarse con los grupos terroristas que acosaban a sus tropas.

La concesión de este permiso por parte del ejecutivo liderado por Benjamin Netanyahu puede haber supuesto un gran error de cara a los intereses hebreos, porque el Gobierno egipcio, una vez movilizadas sus tropas, no parece que desee retirarlas de la zona, lo que supone una manifiesta violación de los acuerdos de paz que rigen las relaciones entre ambas naciones.

En consecuencia, oficiales del Gobierno israelí, han exigido a Egipto que retire sus tanques y todo su armamento pesado de la convulsa zona ya que, como bien han recordado, el permiso que concedió el Ejecutivo israelí para que el ejército egipcio pudiese acabar con los terroristas islámicos, no permitía en ningún caso la presencia militar permanente de las tropas egipcias en la región. Dicha recomendación parece que de momento no ha sido atendida por el Ejecutivo islamista, que parece no tener intención de abandonar la estratégica zona, desde la que podría infringir gran daño a Israel, en caso de que la tensión entre ambas naciones siga elevándose.

El nuevo episodio de tensión entre Egipto e Israel llega en el peor momento para la nación hebrea, para quien la primavera árabe está suponiendo un auténtico quebradero de cabeza ya que han caído gobiernos que eran aliados suyos, al mismo tiempo, que su gran enemigo, Irán, continúa imparable de cara a la consecución de su ansiado objetivo de tener armamento nuclear.

Gabriel López
gabriel@hispanidad.com