En el número 13 de Documentos de Economía, el Servicio de Estudios de La Caixa emite su juicio acerca de las recapitalizaciones preventivas. Los analistas coinciden con la opinión de los banqueros españoles en cuanto a la distorsión que supone para el mercado bancario el hecho de que un Estado regale dinero a sus bancos, pero van más allá a la hora de detallarlo.
Para empezar, el capital público puede reducir el riesgo que los inversores perciben sobre una entidad, ya que pueden absorber sus pérdidas y sitúan sus emisiones como de menor riesgo, lo cual resultaría una ventaja a la hora de buscar financiación en el mercado de deuda a largo plazo. La recapitalización comporta por otro lado un mensaje por parte del Estado: no vamos a permitir que este banco se caiga. Además, esas inyecciones públicas mejoran las ratios de los bancos beneficiados creando un mínimo regulatorio de facto superior al de Basilea, pero que parece subir el diapasón con respecto a sus competidores.
Por otra parte, siempre según el Servicio de Estudios de La Caixa, disponer de acceso a capital abundante y en mejores condiciones que los rivales permite seguir estrategias agresivas de captación de clientes. A ello se suma el hecho de que cambiar de banco suponga un coste para el cliente, por lo que, una vez que ha optado por una entidad, realizará la mayoría de las operaciones sin salirse de este marco.
Con este panorama, los bancos españoles, que no han sido recapitalizados, encuentran especiales inconvenientes cuando compiten en Europa. Especialmente en el caso de banca corporativa, a la que se han lanzado las entidades con apoyos estatales. La desventaja es doble: el precio al que éstas pueden ofrecer crédito está influenciado no sólo por el colchón de capital barato del que disponen, sino también por su menor coste de financiación a largo plazo.