Muy digno él, el Gerald Schatten Pittsburg ha declarado a la agencia Efe que "sería injusto reconocer que esto no es un paso más hacia la clonación reproductiva por parte de gente irresponsable". Referíase el insigne investigador a los experimentos que doctores de la Universidad de Seúl están perpetrando para clonar embriones humanos, de la misma manera que otros han clonado ovejas, vacas, concejos o ratas.

Schatten se ubica entre los moderados, es decir, aquellos que optan por la clonación terapéutica, no por la reproductiva, propia de "gente irresponsable".

La verdad es que, sin ánimo de ensombrecer la argumentación Mr. Schatten, preocupantemente similar a la de muchos de sus colegas, habrá que recordar que toda clonación es una especie de corral de cobayas humanas, pero, que, ya puestos a elegir entre dos barbaridades, uno diría que más bárbaro resulta la alabada clonación terapéutica que la denostada clonación reproductiva. No sabemos si de ésta saldría un monstruo, pero de la otra sabemos que va a surgir un cadáver (mejor dicho, miles de cadáveres).

En cualquier caso, esto es como el chiste del vasco y sus sucesivas operaciones de cerebros "para ser más vasco, doctor": los científicos más avanzados, rompedores y vanguardistas, presionan para que se admita todo tipo de clonación; los progresistas moderados se quedan con la clonación terapéutica, dejando a los opositores a toda clonación el papel de reaccionarios, enemigos del progreso.

Lo cual no es cierto, porque como recuerda el viejo (lamentable, oscurantista, pero muy divertido) dicho español: No se puede estar un poquito embarazado ni ser un poquito maricón. O se está o no se está.

Eulogio López