Ucrania aspira a pasar a la órbita de la OTAN y Rusia se lo quiere hacer cobrar No. No hay un conflicto comercial. O al menos, no sólo. Lo que existe es un conflicto político. Ucrania siempre ha consumido gas ruso a precio estretégico. O sea, político. O sea, barato. A cambio, Ucrania se comprometía a estar bajo la órbita rusa. Todo funcionó bien hasta que la Unión Soviética se resquebraja. Ucrania sigue cobrando el gas ruso a precio político. Y Rusia comienza a cansarse y presiona para renegociar. Sobre todo después de que en Kiev se empiezan a producir movimientos de acercamiento a la OTAN. Y después también de que Rusia empieza a moverse para recuperar el peso en la esfera internacional. No al unipolarismo, es el mensaje de Moscú.
La presión rusa se salda con la crisis de 2006 en la que durante tres días, Rusia terminó por cerrar la llave del gas también a Europa. La reacción de Europa fue lógicamente violenta. Rusia es el gran suministrador, pero Europa su gran cliente. Así que finalmente Rusia termina reculando y la crisis se cierra en falso. Dos años y medio más tarde, la crisis vuelve a aflorar. Y la decisión de cerrar la llave del gas la toma no Gazprom, sino el mismo Putin.
Europa había tratado de mantenerse al margen del conflicto con la excusa de tratarse de un problema comercial. Pero ante el corte del suministro y los problemas de abastecimiento, necesariamente termina agarrando el toro por los cuernos enviando observadores a Kiev y Moscú. Por otra parte, Durao Barroso sugiere que ni Ucrania ni Rusia son socios confiables.
Es de esperar que esta vez se solucione de verdad para que el suministro energético europeo no vuelva a pender de un hilo. Y para eso hace falta que Ucrania acepte precios comerciales con el gas que consume. Pero también que la Unión Europa se implique más. En primer lugar, que haga valer su peso como principal cliente de Rusia. Y en segundo lugar que gane peso político tomando posiciones cuando Rusia se excede como en Georgia. Si la UE no da un paso, Rusia irá avanzando. Y ser productor es muy importante. Pero ser consumidor lo es todavía más.
La presión rusa se salda con la crisis de 2006 en la que durante tres días, Rusia terminó por cerrar la llave del gas también a Europa. La reacción de Europa fue lógicamente violenta. Rusia es el gran suministrador, pero Europa su gran cliente. Así que finalmente Rusia termina reculando y la crisis se cierra en falso. Dos años y medio más tarde, la crisis vuelve a aflorar. Y la decisión de cerrar la llave del gas la toma no Gazprom, sino el mismo Putin.
Europa había tratado de mantenerse al margen del conflicto con la excusa de tratarse de un problema comercial. Pero ante el corte del suministro y los problemas de abastecimiento, necesariamente termina agarrando el toro por los cuernos enviando observadores a Kiev y Moscú. Por otra parte, Durao Barroso sugiere que ni Ucrania ni Rusia son socios confiables.
Es de esperar que esta vez se solucione de verdad para que el suministro energético europeo no vuelva a pender de un hilo. Y para eso hace falta que Ucrania acepte precios comerciales con el gas que consume. Pero también que la Unión Europa se implique más. En primer lugar, que haga valer su peso como principal cliente de Rusia. Y en segundo lugar que gane peso político tomando posiciones cuando Rusia se excede como en Georgia. Si la UE no da un paso, Rusia irá avanzando. Y ser productor es muy importante. Pero ser consumidor lo es todavía más.