Se refiere a la reforma de cajas de ahorros, convertida ya en objeto de chanza por todo el sector, en onerosa carga para las cuentas públicas -o sea, para usted y para mí-, una sangría de empleo y, atención de empresas estratégicas.
En su particular feria de las vanidades, la vicepresidente económica, Elena Salgado, y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), se han metido en un berenjenal del que ahora no saben cómo salir.
Pero una cosa es cierta: acabe como acabe la conversión de las cajas de ahorros en bancos, no sólo se perderá la joya financiera española sino también un montón de empresas estratégicas de las que las cajas de ahorro constituían el soporte accionarial.
Ahora comenzará la venta en cascada de empresas españolas rentables por parte de las cajas. Los cazadores de gangas se frotan las manos, especialmente los fondos de inversión que, como es sabido, sólo tienen un objetivo: destrozar empresas.
Eulogio López
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