Gibraltar incumple sus compromisos de información. Llega vía Londres tarde, mal y nunca

El pasado viernes 28 el Consejo de Ministros aprobó un acuerdo de intercambio de información tributaria con las antillas holandesas. Este territorio formaba parte de la lista de 48 paraísos fiscales aprobada en el decreto de 5 de julio de 1991 y refrendada en la Ley de Medidas para la Prevención del Fraude Fiscal de 2006. Según esta ley, todas las operaciones realizadas con estos territorios son supervisadas con lupa.

A Holanda esto le perjudica. Así que ha sido a iniciativa suya que España levanta el veto. "Ha mostrado gran interés en la finalización tanto a nivel técnico como político", reconoce el Ministerio de Asuntos Exteriores. Y es que conviene recordar que gran parte de la inversión extranjera en España se materializa a través de Holanda. O mejor dicho, a través de las Antillas Holandesas.

Para salir de la lista, según la Ley de Prevención del Fraude Fiscal de 2006 es necesario no sólo que se permita la supervisión tributaria española (cooperación administrativa), sino que el paraíso fiscal tenga una "fiscalidad ortodoxa". Pues bien, las Antillas Holandesas será el primer territorio en la salir de la lista negra porque según Moratinos "asume no sólo el modelo fiscal de la OCDE, sino también el español".

Se abre pues la veda a que otros paraísos fiscales dejen de tener dicha consideración. Un escándalo que pone patas arriba toda la labor realizada en la lucha y persecución del fraude. Sobre todo después de que el ‘buen rollo' con Gibraltar se haya revelado como un sonoro fracaso. Dan la información que quieren, tarde, mal y nunca. El fraude de verdad se refugia en este tipo de territorios. Y es el que de verdad descoloca las arcas públicas, no el pobre ciudadano que se mete una deducción indebida y le salta una paralela en tiempo real.