Sr. Director:

Los socialistas anuncian cambios en leyes como la de libertad religiosa con el falso argumento de la igualdad entre todas las confesiones, aunque realmente se busque otra finalidad.

Una cosa es que las leyes civiles traten de forma equivalente a todas las religiones que se profesan en España y otra muy distinta, ignorar a conciencia el hecho de que más del 75 por ciento de los españoles se declaren católicos.

El laicismo socialista se quita la máscara del talante, designa a la Iglesia Católica como adversario político y convierte la campaña contra los obispos en el reclamo para los votantes extremistas que o bien podían acabar en la abstención o bien podían votar a Izquierda Unida. En esta línea están las palabras de Chacón, el día 1 de marzo,  quien acusa a la Iglesia de haber "retornado al infierno" en sus mensajes y "alejarse cada vez más de los tiempos" con posturas que consideró "inconcebibles en el siglo XXI". O la de Rodríguez Zapatero el domingo día 2, en portada de grandes diarios "Si gano pondré los puntos sobre las íes a los obispos".

No debería el PSOE ir más allá de lo que la Constitución de 1978 establece. La Constitución sólo menciona por su nombre a la Iglesia Católica de entre todas las confesiones con las que deben colaborar los poderes públicos. La aconfesionalidad del Estado ya está bien definida y este programa electoral pretende, irresponsablemente, transformarla en hostilidad militante.

¿No les parece que los socialistas demuestran tener una absoluta ignorancia sobre la fortaleza de la Iglesia Católica?

José Morales Martín

maloribas@gmail.com