"Este respira. Está fingiendo… ahora está muerto". Esas palabras, con las correspondientes imágenes, van a ser el primer reto al que se enfrente el reelegido presidente norteamericano, George Bush. Por cierto, en este tiempo en el que se pretende masacrar al nuevo periodismo de Internet, habrá que recordar quién es el autor de esta imagen. Se trata de un periodista que fue expulsado de la CNN por mantener una "weblog", lo que los editores españoles llaman, despectivamente, confidenciales, y que ahora ha fichado por la NBC, quien le ha permitido mantener su página en la Red.

 

El niño no siente el dolor de la herida provocada en la pelea mientras le dura el fragor de la ira. Es después, cuando contempla la sangre que mana, cuando siente el dolor y se echa a llorar. El borracho es capaz de enfrentarse a un gigante, no porque sea valiente, sino porque no sabe lo que hace. En definitiva, ambos están enajenados. La violencia es una droga que enajena al hombre. Probablemente, ese marine era una buena persona en su Estados Unidos natal. Pero llevaba días matando, había sido herido por una bala 24 horas antes y remató al iraquí con la misma parsimonia con la que había desayunado al nacer el día. No le preocupó que hubiera una cámara. La violencia enajena.

 

Y es que no hay guerra buena, pero hay guerras peores que otras. Por ejemplo, ¿por qué nos impresiona más la crueldad de un soldado norteamericano que el secuestro y degollación de tantos inocentes por parte de los insurgentes iraquíes? Pues, porque pese a todo nuestro tonto antiamericanismo, pese a que sabemos que la guerra de Iraq es una guerra injusta, esperamos más de un marine norteamericano que de un insurgente iraquí. Ya lo he dicho otras veces: es como los occidentales que peregrinan o hacen turismo en Tierra Santa. En Madrid lanzan soflamas propalestinas y arremeten contra los bárbaros soldados israelíes, pero en cuanto llegan a Jerusalén se pegan a los policías y soldados israelíes, porque los palestinos, de entrada, les dan miedo.

 

Eulogio López