En noviembre fue ordenado obispo Joseph Guo Jincai. Varios monseñores sufrieron presiones para conferir el orden

 

El Vaticano la considera gravemente ilegítima, aunque no inválida.

La persecución contra la Iglesia siempre ha tenido varias formas. Por un lado, la sangrienta, aplicada desde los inicios del cristianismo. Pero hay otra, no por ello menos grave, que la creación de una iglesia paralela. También es una práctica antigua ya que desde los comienzos, los gobernantes han visto en la Iglesia una herramienta para conseguir la sumisión de los creyentes y han querido colocar a personas afines en los obispados.

Eso es lo que vive actualmente China. Una Iglesia Patriótica que siendo casi igual en su estructura y forma a la Iglesia Católica, sin embargo no está bajo la autoridad del Papa, sino bajo la de los gobernantes, en este caso, chinos. Por ello, desde el Gobierno chino siempre se ha intentado que los fieles practiquen dentro de la Iglesia creada por él, y ha perseguido a la Iglesia Católica fiel al Papa.

El último caso que mostró este tipo de persecución que busca, por un lado desconcertar a los fieles, pero por otro, imponer su autoridad, fue la ordenación como obispo de Chendge a Joseph Guo Jincai en noviembre de 2010. La Iglesia no dio su mandato y después de haber estudiado lo sucedido ha manifestado que la ordenación "no es inválida", aunque sí "gravemente ilegítima". La comisión que ha estudiado el caso ha reconocido que dicho acto tuvo lugar habiendo sufrido presiones los obispos consagrantes, por lo que estos no han incurrido automáticamente en la excomunión. Sin embargo, el Papa ha pedido a los obispos participantes que aclaran la "propia postura a los sacerdotes y a los fieles, profesando nuevamente la fidelidad al Sumo Pontífice, para ayudarles a superar su sufrimiento interior y para reparar el escándalo exterior que se ha causado".

Andrés Velázquez

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