Para los analizas financieros, Iraq, a pesar de todo lo que ha representado, puede pasar de la primera página a la rutina diaria. Por ejemplo, las sesiones bursátiles en los mercados europeos pasaron un día de perros e incertidumbres por el incidente fronterizo en la ría que separa a Iraq de Irán.
Soldados iraníes han detenido a ocho soldados británicos que navegaban por esa ría, aduciendo que estaban en territorio iraní. Durante la mañana del martes 22, Teherán ha mostrado su cara más fea y afirma que juzgará a los ocho soldados británicos, convirtiendo un incidente en un conflicto político de primer orden.
Londres no puede aceptar la humillación de que los soldados que habían ido a liberar el Iraq de Sadam Husein caigan ahora en poder de los ayatolás iraníes. El asunto se parece demasiado a la toma de la embajada norteamericana en Irán, tras la revolución jomeinista.
Los analistas de inversión empiezan a pensar en estos parámetros. Por una parte, Irán reta a Occidente. Tras la fallida guerra de Iraq y la división entre Europa y Estados Unidos, saben que nadie se atrevería a invadir a otro miembro del "Eje del Mal". Por otra parte, la revolución fundamentalista iraní está más asentada que nunca. Irán se niega a que
Justo entonces surge el apresamiento de los soldados británicos, que Teherán se dispone a utilizar, no sólo como moneda de cambio, sino también como prueba de fuerza ante Occidente.
Y los mercados financieros, en efecto, temen mucho más a Irán que a Iraq.