Constructora de viviendas, en la que uno de sus eslóganes es el referido al inicio, un engaño y una mentira, muchos de los clientes de esta empresa, sobre todo, en Zaragoza, en la zona de la Montaña de Santa Isabel, han tenido, por necesidad de tragarse la incapacidad de la susodicha empresa, unas viviendas que por su coste deberían cumplir una calidad máxima, que sí esta reflejada en la documentación, pero que, luego, en la realidad, son una chapuza, con una atención al cliente que roza el insulto y el recochineo, con diferencias sustanciales en el proyecto a la realidad, utilización de espacio para servicios dentro de los metros cuadrados propios de la vivienda, acabados interiores tercermundistas.
La contratación de los clientes de abogados, arquitectos y gestores notariales antes de la firma de la entrega para reflejar todas las deficiencias de la construcción con el gasto por parte de los clientes que esto supone. Es otro caso más de las viviendas en este país, donde el precio nunca ha ido ni irá con relación al sacrificio ni a la calidad que la gente paga.
Ricardo Guillamón
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