Los españoles no necesitaban ganar la Eurocopa de fútbol para consolarse por la mala situación económica: necesitaban ganar la Eurocopa para poder sentirse orgullosos de algo, aunque sea de darle patadas a un balón mejor que los demás.

 

Y creo yo, los españoles también estaban cansados de tener que pedir perdón por serlo, hartos de los nacionalismos que pasan por víctimas cuando en ocasiones son verdugos. Un detalle, el grito más escuchado entre los jóvenes presentes en el Olímpico de Kiev -y en las calles españolas era el de "Yo soy español, español, español".
Es una nueva generación que sustituye a aquella otra, la mía, la de los nacidos en el 60, para los que enseñar la bandera nacional o compartir el nombre mismo de España era síntoma inequívoco de fascismo redivivo, de ser un ultra de no te menees.
Así que la economía seguirá igual de mal pero ¡Viva la Roja!

Eulogio López

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