Con prusiana disciplina, todos los directivos de Banesto se dirigen a Ana Patricia Botín llamándola la presidente. Pues lo cierto es que están cometiendo una incorrección gramatical.
Claro que Ana Patricia Botín nunca ha tenido muy claro el feminismo que quiere aplicar a su gestión. Por de pronto, y como ya hemos informado en otra ocasiones, no admite besos de saludo sino sacudidas de mano. Y hace muy bien: ya está bien de mariconadas.