Sr. Director:
En pleno verano los padres seguimos a tope cumpliendo con nuestras tareas, como hemos hecho también durante el curso.
Es la ventaja de ser padre, que se es para siempre, y por tanto los calendarios, la sectaria asignatura de "Educación para la ciudadanía" o las reformas educativas nos afectan, pero sólo muy superficialmente. Y tal vez pueda ser esto lo que está poniendo de los nervios a los políticos: el que peligre "su asignatura" hecha a medida.
¿A la medida de quién? De ellos mismos, claro está, por lo visto. ¿O es que acaso alguien ha encontrado alguna referencia a la tan denostada autoridad paterna o materna, o a la mil veces vapuleada autoridad del profesorado? El profesor vuelve a ser otro paria de esta asignatura, se le está impidiendo de nuevo que eduque a sus alumnos para que piensen por sí mismos, como merecen. Y a los alumnos desmotivados poco les animará otro rollo más que va contra su misma libertad, pues no les da opción a plantearse sus propias decisiones morales. Porque la "moral" que va a contar será la del político, la relativista, siempre pendiente del vaivén de las elecciones y las encuestas, no de los ciudadanos precisamente, y menos aún de las personas.
Creo en mis hijos, veo día a día su curiosidad natural, su apertura al mundo y a los demás, sus pequeños y no tan pequeños compromisos con los de al lado, y, sinceramente, no creo que en absoluto merezcan una asignatura como ésta. Y estoy esperanzada viendo que los padres ejercemos sin pausa y sin tregua sobre todo cuando se trata de buscar lo mejor para nuestros hijos y ahora y en septiembre, y en octubre... lo mejor es: ¿Educación para la Ciudadania? No, gracias.
Pilar Pérez Rodríguez
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