El Gobierno Zapatero saca pecho y asegura que España se sitúa en 6ª posición en el ranking mundial de donantes. Sin embargo, la opinión pública no se lo cree y acusa a España de "rácana". La RAI italiana, por ejemplo, compara los dos millones de euros donados por el Gobierno español con los 3 millones de euros ofrecidos por la Conferencia Episcopal italiana.
Curiosamente, el secretario general de la AECI, Juan Pablo de la Iglesia, señaló en el momento de estallar la catástrofe que la ayuda española sería de un millón de euros y exclusivamente económica. Pero alguien debió de pensar que era el momento para que España se colgara la medalla de la generosidad en cooperación internacional. Así que el Gobierno decidió conceder 50 millones de ayudar a los afectados en forma de créditos FAD.
El problema de los FAD es que como su propio nombre indica son créditos y por tanto hay que devolverlos. Y además, en la mayoría de los casos son créditos para la adquisición de producciones españolas. O sea, subvenciones encubiertas a la exportación. Desde las ONGs de ayuda al desarrollo se ha criticado siempre que los FAD computen como ayuda al desarrollo. Pero desde luego no están dispuestos a que lo consideren "ayuda de emergencia". Las ONGs se quejan. Y la opinión pública internacional, también.