La intervención de CCM ha opacado la gran noticia del domingo: la manifestación en defensa de la vida O más bien, las manifestaciones, porque fueron 87 las realizadas además de las cinco concentraciones en solidaridad realizadas en los países hermanos de Hispanoamérica. Una auténtica marea roja que más allá de la guerra de cifras, claramente superó las expectativas de los convocantes.
El éxito de la manifestación demostró varias cosas. En primer lugar la vitalidad de una sociedad civil que sin el apoyo de ningún partido ni de ninguna confesión se echa a la calle a reclamar valores. En segundo lugar, la enorme capacidad de internet para convocar encuentros simultáneos en toda España bajo un mismo lema. Que haya habido 87 manifestaciones simultaneas es un hito histórico muy significativo.
En tercer lugar, el enorme potencial de sumar energías. Frente a quienes se empeñan en colocar palos en las ruedas, las sinergias entre todos los grupos que trabajan en defensa de la vida a lo largo de toda España, ofrece estos resultados. Pero sobre todo demuestra que el debate del aborto sigue vivo. Quizás más vivo que nunca. Quizás España está viviendo un debate que se cerró en falso hace 24 años. ¿El responsable? La radicalidad de Zapatero de su entorno feminista militante.
Zapatero ha logrado el milagro de la unión de los grupos provida. Ha conseguido reabrir un debate que parecía cerrado. Y de momento la calle ha hablado de manera clara: defensa de la vida, apoyo a la embarazada y respeto a la objeción de conciencia. Que por cierto, no es un derecho del profesional, sino un deber del médico.
Ahora sólo queda que ZP escuche a la calle. Cuando se produjeron las manifestaciones de Iraq formuló un principio político que conviene recordar: no se puede gobernar de espaldas a la calle. Ahora es el momento de predicar con el ejemplo.