A través de Fundación Vida nos llega esta información: "Condenamos la represión política sobre el pueblo birmano que recientemente ha causado al menos 15 muertos en Myanmar, la antigua Birmania, en un acto execrable contra la vida humana.
Todo ser humano tiene derecho a la vida y hay que respetar la libertad de expresión", dice el director de la Oficina Internacional de Fundación Vida, José Antonio Retamar.
El general Shwe, jefe de la Junta Militar y experto en guerra psicológica, recibió hoy al enviado especial de la ONU, el nigeriano Ibrahim Gambari.
Éste buscaba persuadir al general Shwe para que ponga fin a la sangrienta represión de manifestantes prodemocráticos.
China, el más cercano aliado de la Junta Militar, hizo todo lo posible para que Shwe reciba a Gambari, aunque previamente le envió a Naypyidaw, la nueva capital situada en la selva, 300 kilómetros al norte de Rangún, donde se han centralizado las mayores protestas contra el régimen militar en dos décadas.
Poco antes de viajar a la selva, Gambari pudo reunirse durante una hora con la líder de la oposición y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, que ha permanecido bajo arresto en su domicilio de Rangún durante casi 12 de los últimos 18 años.
Las protestas recientes reunieron a más de 100.000 personas sólo en Rangún, y fueron duramente reprimidas. De los más de 1.000 monjes que iniciaron las movilizaciones en agosto, sólo unos pocos continúan en las calles. Se cree que unos 300 han sido detenidos y que el resto se encuentran recluidos en los monasterios, bajo vigilancia militar.
Según la Junta Militar, los incidentes ya han causado unos 15 muertos, entre monjes y civiles, aunque se cree que la cifra puede ser mucho mayor. Ayer aparecieron los cuerpos de varios monjes en el río que atraviesa la ciudad de Rangún. En 1988, al menos 3.000 personas murieron cuando luchaban por el retorno de la democracia. Los generales accedieron luego a celebrar elecciones. Ganó el partido de Aung San Suu Kyi, pero el gobierno militar anuló poco después el proceso.
"La Fundación Vida está en contra de todo acto que conduzca a la muerte por sus ideas. De igual modo que todo hombre tiene el derecho a la vida, existe una libertad de expresión que hay que respetar si se orienta al bien común. Por eso un nazi que nos habla de sus campos de concentración o la eugenesia no aporta nada al bien común", termina diciendo el director de la Oficina Internacional de Fundación Vida, José Antonio Retamar.
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