En estos tiempos de locura, donde no se sabe quién es quién, resulta que el republicano-separatista y, en resumen, rojísimo, Gobierno tripartito catalán está empeñado en reducir los impuestos. El consejero de Economía, Antoni Castells, el hombre de Maragall en el que más confianza tienen los empresarios catalanes (a lo mejor es el único en el que tienen confianza), está empeñado en reducir el Impuesto de Sucesiones hasta anularlo en el 80% de los casos. Afirma que eso sólo supondrá una merma de recaudación de entre el 6% y el 8%.
Se da la circunstancia de que la reducción del Impuesto de Sucesiones es una de las reivindicaciones eternas de las clases medias catalanas, especialmente de pequeños y medianos empresarios, la base electoral del nacionalismo moderado de CiU (¡cosas veredes, Sancho!).