"Si mejoramos nuestro nivel de ingresos y recortamos nuestros gastos, podríamos encontrarnos ante una mejora sustancial de nuestros resultados corporativos". No, no se trata del discurso de ningún consejero delegado, sino de uno de los principios del divertido Dilbert, cuya lectura recomendamos este verano.

 

Resulta que según la CNMV, la industria financiera mejoró su eficiencia un 24,3% en el último ejercicio. La fórmula es sencilla: Recortar los costes de estructura un 4,1% y mejorar los ingresos por servicios un 1,7%, recortar la cartera propia en un 39,7% e incrementar la cuenta de resultados financiera en un 28,8%. Con todo ello, el resultado antes de impuestos mejoró un 10,9%. Alcanzar los dos dígitos con el mercado parado tiene su mérito.